“Separando la paja del trigo”

Una de las cuestiones que necesitamos reforzar hoy en día es que no todo lo que existe en el mercado como Coaching, es Coaching profesional.

Llamamos Coach Profesional  a aquella persona que formalmente se ha certificado en una institución educativa y ha cursado y aprobado los exámenes correspondientes que avalan sus competencias; en definitiva ha realizado un formación en Coaching.

Las formaciones de Coching más prestigiosas son aquellas que poseen un aval ACTP de la INTERNATIONAL COACH FEDERATION (ICF) pues es éste el organismo regulador de mayor autoridad  a nivel mundial.

Existen también otras instiutuciones que avalan y gozan de rebombre, por lo cual es importante saber que para converirse en profesional es necesario saber elegir dónde formarse y buscar un lugar con acreditaciones y reconocimiento.

Si una persona no realizó una formación acreditada por alguno de los organizamos oficialmente reconocidos, su título carece de seridad. Puede ser un buen coach pero no es considerado Profesional.

A su vez, también es importante observar la trayectoria del Coach y eso puede demostrarse a través de las credenciales que tienen.

En esta profesión como en otras tantas, tener una credencial marca la diferencia.

Existen tres credenciales internacionales de la ICF: ACC, PCC, MCC. Observar esto es otro indicador de trayectoria.

Un profesional de ICF adhiere al Código de Ética que garantiza deberes y obligaciones tanto para el coach como para su cliente, brindando seguridad a la hora de contratar y elegir a quién.

Un coach profesional genera un contrato formal con su cliente en el que ambas partes definen derechos y obligaciones, se estipulan tiempos, honorarios y cuestiones formales de contratación que deberán ser cumplidas por ambas partes. Todo lo acordado refuerza la seriedad del proceso y garantiza el cumplimento de lo pactado.